miércoles, 8 de octubre de 2014

Una Tarde de Martes Santo




   "Son poco más de las cinco de la tarde de un Martes Santo de un año cualquiera. Las filas de nazarenos, con un cordón ondulante, prensado entre la multitud, que llega casi hasta la Alfalfa. El Cristo de la Salud y Buen Viaje mira con ojos de pena, la pena infinita, allá hacia donde la calle Caballerizas desemboca en la Plaza de San Ildefonso. En la calle, la multitud se aprieta y comprime. Se oyen voces, ruidos, pregones de mercancías humildes -cucherías, agua avellanas-, risas de gente joven, en cuyos ojos el amor enciende primaveras..."


Francisco Sánchez-Apellániz y Valderrama

Foto: Ramón Morales Reyes

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