"Y hemos hablado también y varias veces ya de humildad y sencillez, porque La Cruz hay que abrazarla y llevarla, como ya hizo el Emperador Heraclio cuando en el siglo VII la recuperó de los persas y quiso entronizarla en Jerusalén: desprendidos de todo signo distintivo, de todo lujo, de toda prebenda, siguiendo a un Cristo absolutamente Despojado. Sólo así seremos capaces de fundirnos con Ella y ser rama que brote del “Leño Verde”".
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